Spring

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Primavera en Mannheim, Alemania. Paisaje fotografiado y editado por mí.

domingo, 17 de abril de 2016

Rey de Reyes pt. I

"Aquel que vio todo hasta los confines de la tierra, que todas las cosas experimentó, consideró todo. [...] Lo oculto vio, desveló lo velado. Informó antes del Diluvio, llevó a cabo un largo viaje, cansado y derrengado. Todo su afán grabó en una estela de piedra. De la terraplenada Uruk el muro construyó, del reverenciado Eannal, el santuario puro.[...]

Dos tercios de él son Dios, [un tercio de él humano]."

- Tablilla I, (I y II). La Epopeya de Gilgamesh.

DIES IRAE, oil on canvas, 2011. Roberto Ferri.


El fragmento que han leído al principio de la entrada es el inicio de una narración sumeria escrita en tabillas que relata la épica historia del rey Gilgamesh de Uruk, conocida, por su género literario, como el Poema o la Epopeya de Gilgamesh. Datada de la Tercera Dinastía de Ur*, alrededor del 2100 A.C, es usualmente considerada la obra literaria más antigua de la especie humana. Esta entrada va dedicada a ella.

Gilgamesh, también conocido como Gilgamés o Bilgamés, fue el semi-mítico rey de la ciudad de Uruk. Su padre fue el sacerdote rey llamado Lugalbanda, el cual poseía habilidades mágicas, y su madre la diosa Ninsun. De acuerdo a esto, Gilgamesh fue un semidiós de fuerza sobre humana que gobernó la ciudad por un periodo excepcionalmente largo de tiempo (según los registros de la lista sumeria de reyes, su reinado comprendió la suma de 126 años). Sin embargo, a pesar del aire divino que rodea al rey a lo largo de la leyenda y de su estado de semidiós, no estamos hablando aquí de un personaje enteramente mitológico. De hecho, está ampliamente aceptado que Gilgamesh fue el quinto rey histórico de Uruk, cuya influencia fue tan profunda, que muy pronto mitos referentes a su calidad de súper hombre empezaron a formarse a su alrededor, culminando en diferentes obras que finalmente dan cuerpo a la epopeya. Se ha encontrado evidencia histórica de la existencia de Gilgamesh en inscripciones que le atribuyen la construcción de las murallas de la ciudad, en donde, según la leyenda, él graba sus grandes pericias y su búsqueda del significado de la vida.

El poema se desarrolla a lo largo de 12 tablillas, grabadas utilizando escritura cuneiforme, que perfilan al rey como un héroe mítico de 5,60 m de altura, cuya gloria le permite hablar y moverse entre los dioses como uno más de ellos. De las diversas fuentes encontradas, dos versiones de la épica han sido particularmente reconstruidas: una es la versión estándar en Acadio, titulada tras su íncipit Sha naqba īmuru (“el que vio las profundidades” o “el que vio lo desconocido”), y la otra es una vieja versión babilónica que porta el íncipit Shūtur eli sharrī (“sobrepasando a todos los otros reyes”). Adicionalmente, se han recuperado cinco poemas sumerios con versiones primitivas de algunos fragmentos encontrados en la versión Acadia estándar. Hallada en la librería del rey Assurbanipal (el último gran rey de Asiria) y escrita en un dialecto del Acadio, dicha versión fue compilada a partir de textos antiguos por el escriba mesopotámico Sin-leqi-unnini entre el 1300 y el 1000 A.C. Esta es la historia que cuenta.

La Epopeya de Gilgamesh

Gilgamesh, rey de Uruk, quien era dos tercios dios y un tercio hombre, oprimía a su gente. Las doncellas debían tener sexo con él en su noche de bodas, tradición conocida como Droit du seigneur o “el derecho de un señor”. Los jóvenes, por otro lado, eran sometidos a exhaustivas pruebas de fuerza, juegos y arduas labores. Torturado como estaba, el pueblo levanta su voz a los dioses y le pide que envíen a una creación capaz de igualar al rey para detener sus crueldades. Los dioses escuchan y envían a un hombre primitivo, cubierto en pelo y sólo rodeado por animales, de nombre Enkidu. Enkidu es salvaje y empieza a ser notado por un trampero, a quien el hombre le desentierra continuamente sus trampas, quitándole su sustento. El trampero pide ayuda, y se decide que Shamhat, una prostituta sagrada**, debe seducirlo como un primer paso hacia la civilización del salvaje. Tras seis días y siete noches de sexo, Shamhat lleva a Enkidu al campo de un pastor para que este lo introduzca en las tradiciones y costumbres de los hombres de ciudad.

Mientras Gilgamesh tiene sueños premonitorios sobre la llegada de una amada compañía, Enkidu es domesticado y se convierte en un guardia nocturno. Cuando a él llegan noticias del tratamiento que da el rey a las recién casadas, se decide, lleno de indignación, a intervenir en una boda para detener el ultraje y así, viaja a Uruk para oponerse. El día de la boda llega y cuando Gilgamesh va a entrar a la cámara de bodas, Enkidu aparece, bloqueando su camino y enfrentándose a él. Tras una fiera batalla, el hombre reconoce la supremacía del rey y entre los dos surge una fuerte amistad. Es entonces cuando Gilgamesh decide que los dos han de ir al Bosque de Cedros (el reino glorioso de los dioses en la mitología mesopotámica) y derrotar a su monstruoso guardián, el semi dios Humbaba.

A pesar de los intentos de Enkidu y del consejo de ancianos para disuadir al rey, este se muestra obstinado en emprender esta arriesgada empresa y, dejando las instrucciones necesarias para el gobierno de Uruk en su ausencia, se dirige a su madre, la diosa Ninsun, quien busca el apoyo y la protección del dios sol Shamash para con su hijo. Protegido así por el sol, Gilgamesh parte hacia el bosque acompañado de Enkidu.

A lo largo de los seis días de su viaje, el rey de Uruk ora constantemente a Shamash, quien responde enviándole sueños premonitorios durante la noche. En estos sueños terroríficos aparece el trueno y el relámpago haciendo temblar la tierra, la muerte y la oscuridad descendiendo de los cielos y un gran toro que hiere los suelos con su rugido. A pesar de esto, Enkidu interpreta los sueños para su amigo diciéndole que no son más que un signo de su victoria contra Humbaba, sin embargo, a la entrada del bosque, el salvaje se llena de miedo y Gilgamesh debe convencerlo de seguir adelante. Ambos empiezan entonces a cortar árboles del bosque sagrado, lo que atrae la atención del guardián.

Humbaba se presenta ante los dos hombres adquiriendo formas horribles y amenazándolos con la muerte. Tal espectáculo hace que Gilgamesh se acobarde y corra a esconderse, y nuevamente, son necesarias las palabras de su amigo para que el rey recobre el valor. La épica batalla empieza y, con la ayuda del dios Shamash, quien envía 13 vientos para inmovilizar al guardián, Gilgamesh logra reducirlo y dejarlo a la merced de su espada. Humbaba ruega por su vida y le dice al rey que si lo libera, lo hará señor del bosque, cortará los árboles para él y será en adelante su fiel esclavo. Enkidu se opone a esta proposición, diciéndole a su amigo que el monstruo miente y que, para alcanzar fama y gloria, debe matarlo. Así pues, Gilgamesh corta su cabeza, volviendo a Uruk por el Éufrates con ella y con los más grandes cedros del bosque, en una balsa construida de los mismos árboles.

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Hasta aquí hemos llegado al final de la quinta de las doce tablillas, con Gilgamesh y Enkidu volviendo victoriosos a su ciudad que los espera con grandes expectativas. De seguro la algarabía de las celebraciones llegará a los cielos, pero para los dioses, la gloria debe venir acompañada también de grandes pesares.

Continuaré con la historia del rey de Uruk en la próxima entrada, en donde él se encontrará con una crisis que lo hará partir a los confines del mundo en busca del significado de la vida. Hasta entonces, los dejo con mi poema titulado Significación y con la canción de la banda sueca Therion llamada Sirius B, del álbum homónimo.

Significación

El tiempo ha pasado.

La vida se ha convertido en historia,
nuestros actos en polvo o en leyenda.
¿Nuestros errores,
mueren o reencarnan?

¿Cuál es la línea que define al olvido,
cuál la que nos salva para la memoria,
qué camino abrimos ante nuestros hijos,
qué puerta con esta llave
de perdón u odio?

Hombres buenos han sido grandes
pero los hay que son pequeños.
¿En qué instante coronamos a la
crueldad de grandeza?
Desistiendo de nuestra racionalidad
nos rebajamos al instinto
que nos ofrece el miedo
a la desconocida profundidad
de nuestra propia naturaleza.

Un paso más
¿en la dirección correcta?

El final del camino está oculto
por esas brumas que sólo
dimensiona el universo.
En algún instante han de levantarse,
allí, ¿qué veremos?
¿cuál significado fundamental
entenderemos?
Sea acaso aquel nuestro más
glorioso o fatídico instante,
la conjugación de los milenios
en una oda o una torcida ironía.

Los dados se han echado,
para empezar nunca tuvimos verdaderamente
tiempo
o guía.
Son nuestros tumbos
los que cavan el camino que siguen
los que miran nuestra espalda,
los hijos que sacrificamos
al compás de nuestras armas
y del resultado de nuestros
inciertos desacuerdos.

Una cosa me es clara
a pesar de todo.

Deja que la crueldad se corone de hazañas
y se vista con sus sanguinolentas conquistas.

La vida ha de abrirse paso.
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Estefanía Figueroa Buitrago


Como siempre, agradezco mucho a aquellas personas que se toman el tiempo de leerme y/o comentarme. Muchas gracias a Daniel, Elber y Juan por sus opiniones en mi entrada pasada. Le he contestado personalmente a cada uno.

Lamento haberme demorado tanto en publicar. Esta entrada ha sido difícil y  me he tomado bastante tiempo en consultar y redactar. En vista de que estaba tan larga, alguien me ha dado la buena idea de dividirla en dos. Así puedo actualizar y ustedes no deben de leer un texto más largo que la biblia (de hecho, como van las cosas, tal vez en adelante me toque seguir dividiendo entradas).

Como sea, los espero en la próxima ocasión para terminar la historia. Un abrazo.

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* La Tercera Dinastía de Ur o Ur III corresponde a un periodo dentro del renacimiento sumerio (entre los siglos XXII A.C y XXI A.C), en donde se dio una nueva hegemonía que abarcó a toda Mesopotamia, con la ciudad de Ur a la cabeza (hoy en día las ruinas de Ur se encuentran a 24 km de la ciudad de Nasiriya, en Irak).

** La prostitución sagrada o religiosa es un rito sexual que consiste en relaciones llevadas a cabo en un contexto de culto religioso, como rito de fertilidad y matrimonio divino.